"(...) encontró en su cicatriz, la posibilidad de narrarse"

Santiago Bastidas

CORPORALIDAD

Si bien existen múltiples y diversas teorías sobre el cuerpo que lo definen como un lugar simbólico o como un objeto que puede ser manipulado por factores externos o internos, desde la antropología de la danza se comprende como un cuerpo que “(…) es puesto en movimiento en el tiempo y en el espacio, dentro de sistemas culturalmente específicos de estructura y significado del movimiento, es decir, son movimientos especializados que tienen significación sociocultural, modos culturalmente construidos de acción humana.” (MORA, 2010). Desde la perspectiva de la antropología de la danza como ventana de comprensión, análisis y relaciones con el entorno que nos rodea, las prácticas corporales arrojan información sobre las relaciones de parentesco, género, comunitarias, entre otros, así como la interpretación del cuerpo como lugar que permite reconstruir la propia consciencia, el desarrollo y la proyección de los sujetos pertenecientes a una sociedad.

Explorar la comunicación a través del cuerpo es un lenguaje no verbal que conecta al mundo, sin importar las diferencias políticas, económicas, sociales o culturales, el cuerpo es la misma estructura que nos identifica a todos como seres humanos y sobre el cual podemos reconocer la humanidad que compartimos y comprender aquello que nos diferencia. Nos permite trascender los códigos culturales y las brechas sociales, así como conectar con lo esencial de los individuos. Así como el cuerpo y el movimiento permiten entender la diversidad cultural, del mismo modo permiten adentrarse en el sujeto para que éste represente las emociones, los pensamientos y las relaciones, entre otros, identificando y expresando los aspectos más profundos del ser para poder conocerse y luego comunicarse con el otro.

La memoria se guarda en el cuerpo como un bagaje o archivo que podemos re-activar y re-significar en cualquier momento de la vida y en él se pueden comprender y analizar diversas prácticas corporales y artísticas de las culturas. El punto de partida es la experiencia del cuerpo como tierra, el primer territorio que habitamos y el último hogar que abandonamos y también aquello que nos mantiene en tránsito y en movimiento. En los paisajes corporales, traemos las huellas del patrimonio cultural de la comunidad a la cual pertenecemos: gestos, modos de ser, formas de hablar, caminar, cantar, bailar y estrategias de comunicación.

Estos códigos culturales encarnados conectan al individuo con el colectivo en una negociación constante con la propia interpretación de estos, que se inscribe en nuestros paisajes corporales. ¿Cómo podemos percibir nuestras historias en nuestros cuerpos? ¿Cómo podemos expresar y representar nuestras experiencias vividas inscritas en una historia colectiva? ¿Cómo podemos transformar las heridas que han quedado marcadas en nuestro cuerpo?

Partiendo de la premisa que el cuerpo revive y resignifica, la línea de acción que trabajamos desde la corporalidad propende por hablar de esa memoria y de esas relaciones que tenemos con nuestro propio cuerpo, para transformar la visión propia del mismo y brindar herramientas para liberar, entender y transformar situaciones negativas en recursos creativos que tienen el potencial de generar bienestar personal, y formar ciudadanos responsables con el cuidado de sí mismos, su entorno y patrimonio cultural; comprometidos en procesos de reconciliación colectiva y la reconstrucción de una sociedad en paz.

© Copyright 2016 – Corporación Embodying Reconciliation – Cuerpos para la Reconciliación